Don Tescrencio Robaelarca, archifamoso alcalde de la
localidad serrana de Villanueva de los Menudillos, ante la dificultad que le
supone encontrar el camino que va desde el pueblo hasta su huerto de pepinos,
sito en las afueras, y para el cual no hay un camino preparado, y debido a las
veces que se ha perdido campo a través realizando dicho trayecto, ha decidido
buscar a alguien que le sirva de guía para tal menester. Siendo el elegido
Pacorro, que es el borrico de su cuñado Adalberto Mojacamas, que es un animal
muy espabilado – el borrico - y que se
conoce el recorrido con los ojos cerrados.
Para formalizar legalmente la participación del borrico, el
alcalde ha nombrado a éste asesor personal para desplazamientos. Hay que
indicar, pues no se haría justicia si no se dijera, que la labor del borrico es
indicar el camino al alcalde, que en ningún momento se subirá al animal.
Su cuñado cobrará por la aportación del asesor la cantidad
de tres mil euros al mes, dietas aparte. Además se le pagarán como extras el
gasto de las herraduras y los alimentos que necesite ingerir en horario de
trabajo. En caso de sufrir cualquier percance en sus obligaciones se ha
asegurado el borrico con una compañía en la que trabaja el primo del señor
alcalde.
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