Para qué nos vamos a engañar. A nadie nos gusta enfermar, evidentemente. Y cuando nos dan algún pronóstico de enfermedad en nuestra persona o en la de algún amigo o familiar lo natural es rebelarse y no aceptarlo de primeras. Esa negación inicial es tan humana como la propia enfermedad.
Yo os recomiendo tener buen humor y reiros lo máximo posible. Eso echa para atrás a alguna enfermedades que quieren venir...
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