Está de moda tener los dientes blancos, muy muy blancos. Tanto que cuando sonreímos tenemos que hacer que la gente se ponga gafas de sol para no deslumbrarse. Los médicos nos orientan con pastas que ayudan al objetivo desde el punto de vista profesional. Pero yo sigo siendo de los que aman a la gente tal y como es y cuando una sonrisa es sincera en una boca sana, aunque no tenga los dientes como la cal ni fundas superespeciales, es lo más bonito que esa persona puede ofrecer.
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