miércoles, 3 de octubre de 2007
Reflejos
Si hay algo que desespera a alguien que cuenta un chiste es que la persona a quien se lo cuentas no se entere de dónde está la gracia. Incluso hay personas que carecen de la habilidad de entender casi todo chiste que le cuentan. Y esto es demoledor para el que lo cuenta, porque la cara que se te queda cuando ves al otro/a que no se entera de nada te da una sensación horrorosa de ridículo. Pero lo peor viene después, o sea, cuando le tienes que explicar dónde está la gracia y tirarte así durante un rato. Puede entonces que se entere y sonría de golpe o que siga sin enterarse, lo cual te deja totalmente desmoralizado...
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