Como se ve, le encantan los hombres corrientes (quiero decir con "cuentas corrientes"). Y ahora con todo un Presidente de la República Francesa. Esto es una demostración real de poder; una mujer bella lo puede casi todo, sobre todo si se le añaden dosis de inteligencia y ambición sin límites.
Sin embargo, yo la defiendo. Porque lo que ha conseguido ha sido engañando a hombres, y ellos han pasado por el aro conociendo con quién se jugaban los cuartos, así que aquí pocos pueden pecar de inocentes (que los hombres somos tontos cuando aparecen este tipo de mujeres no es ningún descubrimiento).
Mientras existan hombres con pasta existirán Carlas Brunis que estarán al acecho (y viceversa). En este juego todo el mundo sabe lo que hace, así que ahora nadie se rasgue las vestiduras con estos temas...
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