Normalmente los encargos se hacen con gusto. No cuesta trabajo comprar aquellas cosas que un familiar o un amiguete te encarga cuando vas a un sitio. Pero hay personas que se pasan unos cuantos pueblos a la hora de dar la tabarra con los encarguitos porque quieren que te traigas la maleta llena solo con los artículos de los que tienen capricho. En estos casos, y solo entonces, es bueno echar mano de la imaginación - tal y como hace el personaje de la viñeta - y dar un corte a tiempo.
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