Serurcio Picaflor Robaencasa, vecino de la calle de la Morcilla, en la localidad de Villanueva de los Menudillos, y conocido como El Cachas, ya que se tira casi todo el día metido en el gimnasio, ha sido el protagonista de un curioso hecho que relatamos a continuación:
Serurcio siempre ha sido un hombre sano y deportista, que nunca ha probado ni el tabaco ni el alcohol, y por supuesto jamás ha tomado drogas de ningún tipo. Sin embargo, a raíz de una noche que dejó abierta la ventana de su habitación su suerte dio un giro inesperado. El hecho es que entraron varios mosquitos que habían procreado en una laguna cercana y esa noche se cebaron con el pobre Serurcio, picándole en prácticamente todo el cuerpo – cosa que le está bien a nuestro protagonista, por dormir en calzoncillos durante todo el año -, lo que le dejó picotazos por doquier.
A la noche siguiente, sucedió lo mismo, ya que como Serurcio es enemigo de los insecticidas porque podrían perjudicar el medio ambiente y como es muy caluroso y sigue durmiendo con la ventana abierta, se volvió a repetir el ataque de los mosquitos, siendo en esta ocasión los de la noche anterior más los nuevos que entraron al festín nocturno.
Serurcio estaba molesto con las picaduras hasta que un buen día cayó una tormenta y no había mosquitos, por lo que no sufrió picaduras. Él se levantó a medianoche desesperado como si le faltara algo, sin saber el motivo de su ansiedad. Acudió al médico y tras varios análisis le diagnosticaron que se había vuelto adicto al veneno de mosquito. Desde ese día, nuestro héroe duerme a la intemperie junto a la laguna del pueblo y es el tío más feliz del mundo. Eso sí, se ha vuelto un yonqui de la naturaleza.
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